Flores de molde
-escrito por Tudor Arghezi
-traducido con la ayuda de Francisco Ortega (http://poemas-franciscojortega.blogspot.com.es/)
Las escribí en el yeso, con la uña,
sobre una pared de recreo vano,
en la oscuridad, en la soledad,
con poderes y no ayudado
ni por el toro, el león o el águila,
que se quedaron al lado de Lucas, Marcos y Juan.
Son versos sin años.
Versos de tumba,
De sed de agua
Y de hambre de ceniza,
los versos de ahora.
Cuando se ha mellado la uña angelical
que dejé crecer,
que nunca más creció
o no la pude ver.
Estaba oscuro, la lluvia afuera,
y me dolía la mano como una garra,
impotente para recogerse,
entonces me esforcé a escribir
con las uñas de la mano que quedaba.
COMENTARIO LITERARIO
El titulo del poema es homónimo con el título del volumen aparecido en 1931 del poeta y representa una construcción del tipo oxímoron inspirada del Charles Baudelaire – “Les fleurs du mal”. Las flores simbolizan la pura belleza, la feminidad, espíritu y anhelo hacia las energías cósmicas. El molde (forma arcaica que crea la impresión de un mundo ancestral de los inicios) llega a ser un símbolo consecuencia del mal, un factor de la degradación, una esencia de la oscuridad.
El inicio del poema es moderno, de tipo exabrupto e incluye un “credo” literario del artista que considera que su arte llego al final sin haber ninguna posibilidad de corrección, de mejora. La obra es un arte poético porque aborda un tema específico- la condición del creador y de su arte- aclara modos artísticos, principios estéticos, ideales que representaron bases de su volumen. El esfuerzo del artista y su opción de escribir “en una pared” (atmosfera de una época antigua y un espacio condenado) recuerda a los mensajes rupestres, de las manifestaciones lúdicas, infantiles, de las palabras de los ermitaños o reclusos. Las dos últimas situaciones implican una necesidad de exorcismo o un “arte de la infamia que invoca demonios”. Es símbolo del creador que, o no tiene más alternativas, o simplemente desea durabilidad para su arte.
Otro tema del poema es la soledad; el hombre es abandonado por los demás y por Dios; cerrado, víctima de la ansiedad, ya no posee su propio cuerpo, sino es “preso de los demonios”. La soledad es acentuada por la oscuridad y la ausencia de la luz significa pérdida de la fe, ruptura con la divinidad, renuncia al amor, familia y virtudes. El espacio imaginario del poeta es reducido al extremo, hermético, sin ventanas, caído en la inmovilidad, claustro, opresivo y sofocante.
La experiencia humana del poeta es un descenso al infierno. Todas estas experiencias son específicas de la poesía moderna (W.Blake, Baudelaire, Rimbaud), pero la lirica del escritor es de la condenación y no del condenado, porque se convierte en anti-lírica, anti-romántica, antiestética. (escribe con la otra mano que quedaba) El poeta tiene el orgullo de compararse con los apóstoles y se considera igual de importante que los tres evangelistas: Marcos, Juan y Lucas. El poema se transforma en un libro que desafía las palabras del libro sagrado.
El epíteto “hambre de ceniza” acepta múltiples connotaciones: se puede entender como un deseo de purificación a través del fuego para renacer de la ceniza (catarsis), o una renuncia a la fe sin saber con certeza qué es lo que sigue; también refleja un vacío existencial, un deseo incumplido.
“La sed de agua” define una condición de la normalidad; el poema entra de esta manera dentro de lo cotidiano, perdiendo cualquier tipo de superioridad, majestad y dimensión sagrada. Los versos se mezclan con la fealdad y la belleza, que se confunden entre ellas.
La última secuencia lirica se construye en base de la oscuridad. (“Estaba oscuro”). El verbo imperfecto confiere carácter duradero y evocador de esta coordenada que acompaña y facilita la creación; el carácter iterativo (repetitivo) se puede entender como una perpetuación de la falta de luz; como si ya no hubiera esperanza para ningún cambio. El ser humano parece congelado en el vacío: el que hay antes de la vida o después.
La antítesis de la “uña angelical” y “las uñas de la mano que quedaba” representa una oposición entre la obra escrita bajo el signo de la divinidad y la obra no angelical.
La comparación “la mano como una garra/impotente” captura la deshumanización, incapacidad de acercarse a Dios mediante la oración o de escribir normal, con una pluma. Se puede interpretar como una imagen de la congelación en la muerte. La declaración final representa la opción del poeta de escribir a pesar de cualquier obstáculo: “entonces me esforcé a escribir con las uñas de la mano que quedaba”.
En conclusión, la obra es un resultado del esfuerzo permanente, terrible para el ser abandonado para escribir, aun cuando ya no recibe la inspiración divina.
Me gustó el mensaje del poema: escribir aunque sea con las uñas, un buen poema que mereció el esfuerzo de superación. Saludos .
ResponderEliminarComo siempre muy interesante todo lo que leí. Saludos Sandra! Amiga necesito tu ayuda en que te hagas miembro de este mi nuevo blog.De veras lo necesito.Por fa...Gracias! Un abrazo!
ResponderEliminarMe gustó mucho trabajar en este proyecto, todo un desafío intentar que este poema filosófico no perdiera su esencia.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el comentario que has hecho del poema.
Grácias por acordarte de mi. Un placer trabajar contigo, como siempre.
Besos y abrazos