El día 20 de diciembre es conocido como el Día de Ignat,
cuando muchos rumanos según la antigua tradición sacrifican cerdos para la mesa
de Navidad y demás fiestas de invierno.
El ritual de sacrificar el cerdo en Navidad proviene de los
pueblos antiguos (egipcios, romanos, griegos). A través de este sacrificio,
equivalente semántico del año que termina, una nueva vida empieza, la del año
nuevo. En la fe de los dacios, el cerdo era sacrificado como símbolo de la
divinidad de la oscuridad, que debilitaba el poder del Sol en el día más corto
del año, el solsticio de invierno. Para ayudar al Sol, la gente sacrificaba
cerdos. Después de eso, los días empezaban a alargar su tiempo diurno y la Navidad se convertía en una
celebración de la luz y de la vida.
Este día es una oportunidad para la reunión familiar, ya que
de costumbre participa toda la familia. Desde la noche anterior la gente afila
los cuchillos, prepara el cilindro de gas o paja para chamuscar, las ollas en
las que pondrán la carne, el tocino y la corteza.
Los hombres se encargan de la matanza del animal, y la
tradición requiere que el que mate al cerdo sea un hombre limpio de espíritu
que se haya confesado antes. En algunas regiones hasta se bendice el hogar
donde se sacrificará el animal.
Dicen que las mujeres no deberían participar en este ritual
ni siquiera para servir bebida a los hombres, ya que si alguien siente lastima
por el cerdo, este tarda más en morir, caso en el que la carne luego perderá su
calidad. El rol de la mujer empieza cuando el cerdo llega a la mesa para
cocinar su carne.
Después de la matanza, se lava el cerdo y su piel se quema,
añadiéndole ramas de leña y jazmín para obtener una corteza aromática. Es
momento en el que llegan los niños y se ponen encima del cerdo para jugar un
rato y darle un poco de alegría a este momento.
Las mujeres se ocupan de distribuir la carne por categorías,
pero solamente después de que el hombre haya hecho una cruz con el cuchillo en
la frente del animal y haya acabado el despiece.
Se aparta carne para chorizo, salchichas, paté y para hacer
un asado. Los pies también se utilizan para hacer piftie ( un tipo de gelatina ).
Se queman un poco la oreja y la cola y se suelen comer en el mismo día. Al
acabar de preparar la carne se organiza una comida llamada ¨pomana porcului¨-
limosna del cerdo, en la que asisten todos los participantes a la matanza.
Comen de esta forma asado, filetes, tocino, costillas. La gente come fuera en
el patio y acompañan la carne con aguardiente (țuică) hervida. Parte de esta
comida se reparte a la comunidad, a los pobres, a la iglesia, pero
especialmente a la familia. Es una costumbre antigua para ofrecer obsequios
para recibir protección ante los espíritus malignos y para mantener la familia
fuera de peligro.
En la tradición rumana encontramos varias costumbres y
supersticiones relacionadas con este día de Ignat. En la víspera de Ignat se
hierve trigo y se bendice. La familia cena el trigo y los restos se dan por la
mañana a los pájaros. También se coge una calabaza a la que se le corta el
pedúnculo y se guarda, ya que se dice que es buena como medicamento. Cuentan
que esta noche las brujas quieren
robar la riqueza de los hogares, por eso se pone mijo y sal alrededor de la
casa y de los establos.
Si el cerdo es de color negro, se coge parte de su manteca y
se lleva a la iglesia para que la bendiga el cura. Luego esa manteca se puede
utilizar por los que tienen dolor de piernas. Al que es sospechoso de
convertirse en strigoi se le echa manteca de cerdo por el cuerpo. Distintas
partes del cerdo se usan como remedios para enfermedades del hombre o animales,
en practicar hechizos o curar el mal de ojo. Sobre el hígado de cerdo se dice
que es bueno para curar la anemia o la falta del apetito.
Y vosotros, ¿habeis participado alguna vez en la matanza del cerdo?
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