lunes, 29 de junio de 2015

Como hizo justicia Vlad el Empalador

Durante el reinado de Vlad el Empalador, un comerciante que viajaba en nuestras tierras dijo que había perdido en el camino una bolsa con mil lei. El prometió recompensar con cien lei al que la encontrara.

No paso mucho tiempo y un cristiano, con mucha fe en Dios como eran muchos rumanos en aquella época, se presentó ante el comerciante y le dijo:
- Señor mio, caminando por la calle en un cruce donde las pescaderias encontré esta bolsa. Yo pienso que es suya porque me enteré de que había perdido una.
- Cierto es; es mía y te agradezco por haberla traído.
El hombre comenzó a contar el dinero y a pensar como hacer para no tener que darle al pueblerino la recompensa prometida. Despues de acabar de contar, puso el dinero en la bolsa y dijo:
- Conté, querido mio y observé que tú ya apartaste la suma que te correspondía. En vez de mil lei solo habían novecientos. Y bien hiciste porque estabas en tu derecho.
- Señor comerciante, contestó el cristiano. Con maldad dice usted que le faltan cien lei. Yo ni siquiera abrí la bolsa para ver cuanto dinero había dentro. Tal como la encontré se la devolví.
- Pues verdad digo que perdí la bolsa con mil lei y me la devolviste con novecientos. ¡Es lo que hay! dijo el comerciante.
El hombre no dijo nada mas, salió y se fue directamente al príncipe para encontrar justicia.
- Su Majestad, dijo, no recibí los cien lei prometidos y no me importa tanto el dinero como el hecho de que sospecha que no soy buen hombre. Yo soy limpio como la plata y ni siquiera pensé en tocar lo que no es mio.

fuente wikipedia

El príncipe intuyó los trucos del comerciante y mandó que lo trajeran delante de él. Escuchando al uno y al otro y poniendo las palabras de cada cual en la balanza de la justicia se dio cuenta cual era el lado que más pesaba. Luego, mirando a los ojos del comerciante dijo:
-Si tú perdiste una bolsa con mil lei y este hombre encontró una con novecientos significa que dicha bolsa no era tuya. Tú, cristiano, coge la bolsa y devuélvesela al que diga que perdió una con novecientos; y tú comerciante espera hasta que alguien encuentre tu bolsa con los mil lei, la que dices que habías perdido.

Y eso es lo que pasó, porque no se podía de otra manera.
Vlad el Empalador juzgó. El comerciante perdió todo y se arrepintió toda la vida por ese acto inhumano cometido.



viernes, 22 de mayo de 2015

Historia de la tacita de té

Una pareja se fue de viaje a Inglaterra y en una tienda de antigüedades decidieron comprar algo para celebrar los 25 años de matrimonio que cumplieron. Tanto a la mujer como al hombre les gustaban las antigüedades y objetos de cerámica, especialmente las tazas de té. Observaron una taza excepcional y preguntaron: “¿Podemos ver esa tacita? ¡Nunca vimos algo tan bonito!”

Mientras la dependienta les enseñaba lo que pidieron, la tacita de té empezó a hablar: -Vosotros no podéis comprender. Al principio no fui una taza de té.

Una vez fui solamente un trozo de arcilla roja. El maestro me cogió y me dio vueltas, me amasó varias veces y yo grite: “¡No hagas eso!”, “¡No me gusta!”, “¡Déjame en paz!”, pero él sonrió y me dijo suavemente: “¡Aún no!”. Luego, ¡ah! Me sentó en una rueda y me dio más vueltas. “¡Para!¡Me mareo!¡Me siento mal!” grité.

Pero el maestro sólo asintió con la cabeza y dijo en voz baja: “Aún no”. Me giró, me amasó y me moldeó hasta que obtuve la forma que quería y luego me metió al horno. ¡Jamás sentí tanto calor! Lloré, di golpes a la puerta… “¡Ayuda! ¡Sácame de aquí!”

Podía verle a través de una abertura y leer sus labios mientras movía la cabeza de un lado a otro: “Aún no.”
Cuando creía que ya no iba a aguantar ni un minuto más, la puerta se abrió. Con mucho cuidado me sacó y me puso en la estantería… empecé a refrescarme. ¡Oh, me sentí tan bien! “Bueno, así se está mucho mejor”, pensé.

Pero después de refrescarme un rato, me cepilló y me coloreó por todas partes… el olor era horrible. Pensé que me iba a ahogar. “¡Oh, por favor, para!” grité. Él negó con la cabeza y dijo: “Aún no.” Entonces me volvió a meter al horno. Pero ahora ya no era como la primera vez.  Era dos veces más caliente y sentía que me iba a ahogar. Le suplique. Insistí. Grité. Lloré… estaba convencida de que no iba a escapar. Estaba a punto de rendirme. Justo en ese momento la puerta se abrió, me sacó y me sentó de nuevo en la estantería donde me enfrié y esperé, esperé, preguntándome: “¿Qué va a hacer ahora conmigo?”

Una hora más tarde me dio un espejo y dijo: “Ahora mírate”. Y me miré.  “Esa no soy yo; esa no puedo ser yo… ¡Es hermosa! ¡Soy hermosa!  Él me habló suavemente: “Quiero que recuerdes, sé que te dolió cuando te giré, amasé, pegué, pero si te hubiera dejado sola te hubieras secado. Sé que te mareaste cuando te giré en la rueda, pero si me hubiera parado te hubieras hecho pedacitos. Sé que te dolió y tuviste calor cuando te metí al horno, pero si no te hubiera metido allá te hubieras roto. Sé que los olores no te hicieron nada bien cuando te cepillé y te di color pero si no te hubiera hecho eso nunca te hubieras endurecido. No hubieras recibido brillo en esta vida. Si no te hubiera metido al horno la segunda vez no hubieras sobrevivido mucho porque el fortalecimiento no hubiera durado mucho. Ahora eres un producto finito. Eres lo que tenía en mente la primera vez que empecé a trabajar contigo.”



La moraleja de la historia es la siguiente, según el confesor Arsenie Boca: “Dios sabe que hace con cada uno de nosotros. Él es el maestro y nosotros somos su arcilla. Él nos modelará, nos hará y nos expondrá a las presiones necesarias para llegar a ser buenas obras que cumplen con su buena y santa voluntad.

Cuando la vida nos parece dura y nos golpean y empujan sin piedad, cuando creemos que el mundo gira sin control, cuando sentimos un terrible sufrimiento, cuando todo nos parece injusto, hacernos un té y beberlo en la taza más bonita que tengamos y pensar en lo aquí dicho para poder hablar un rato con el maestro.


fuente del texto original: http://www.doxologia.ro/cuvinte-duhovnicesti/povestea-cescutei-de-ceai-spusa-de-parintele-arsenie-boca


viernes, 14 de noviembre de 2014

El Gran Lobo Blanco. Fiestas dedicadas al lobo.

Las leyendas sobre la misión de difundir el cristianismo de San Andrés cuentan que el apóstol fue enviado a “las tierras de los lobos”, donde fue acompañado y guiado en los territorios dacios por el Gran Lobo Blanco. Obviamente no hay inscripciones o documentos que reconstruyan el camino del apóstol Andrés en el norte del Danubio, pero las tradiciones populares relacionadas con su viaje son muy amplias. 

La mayoría establecen una conexión entre San Andrés y los  lobos. Él tenía el don de la curación de heridas y a través de las oraciones “ataba la boca de los lobos” protegiendo de esta manera a la gente y a su ganado. 

En la mitología rumana la gran riqueza de las creaciones del folklore relacionadas con el lobo se explica por el hecho de que este animal era un animal totémico de los dacios. Mircea Eliade, citando al gran historiador griego Estrabón, decía que la veneración de los lobos se refleja en la misma personalidad de los dacios que se consideraban lupinos.  “Por lo tanto, los dacios se denominaban a sí mismos antiguamente lobos o los que son como los lobos” (Mircea Eliade, Desde Zamolxis hasta Gengis Khan)

El lobo siempre fue considerado símbolo de los dacios y varias leyendas cuentan que el Gran Lobo Blanco, considerado el jefe de la manada, estuvo al lado de los dacios cuando cayó Sarmizegetusa. 

La leyenda cuenta que, en tiempos pretéritos, un sacerdote de Zamolxis recorría incansablemente las tierras de Dacia para ayudar a los necesitados, informando a los geto-dacios que el Gran Dios velaba por ellos. Sin ser viejo, ya tenía el pelo y la barba blanca como la nieve y la fe, el coraje y su fuerza eran conocidas no solamente por las personas y por el mismo Zamolxis, sino también por las bestias. El Dios, al darse cuenta del valor de su servidor, lo detuvo en las montañas para tenerle más cerca. 


Alejado de la gente, el sacerdote continuó sirviendo con la misma determinación que antes. Pronto las bestias llegaron a escucharle y considerarle su líder. Los lobos eran los que más le apreciaban, pues eran los únicos sin conductor; el hambre era el único factor por el que se quedaban juntos. 

Después de un rato, Zamolxis habló con su sacerdote y decidió que había llegado la hora de que le sirviese de otra manera, por lo que le convirtió en un animal. Pero no en cualquier animal, sino en la bestia más temida y respetada de Dacia: en un lobo blanco, grande y fuerte, otorgándole el sino de reunir a todos los lobos del bosque para defender el reino.

De este modo, cada vez que los dacios estaban en peligro, los lobos venían a ayudarles siendo suficiente por el aullido del Gran Lobo y, dondequiera que estuvieran, los lobos defendían a los dacios, sus hermanos. El Gran Lobo también era juez, castigando a los cobardes y traidores.


Un día, el Dios  llamó a su servidor, esta vez para darle la oportunidad de elegir por última vez si quería permanecer como lobo o retornar a su forma humana. Con todo el dolor que guardaba en su alma, sabiendo qué tiempos iban a llegar, decidió quedarse al lado de su Dios, con la esperanza de servir mejor a la región y a su gente. 

A pesar de la vigilancia de los dacios, de los lobos y del Gran Lobo Blanco, los romanos lograron penetrar y, cerca de la gran invasión, sembraron en las almas de los cobardes la desconfianza en el Gran Dios. Por lo tanto, algunos dacios empezaron a temer que el Dios no estaba de su lado en la gran batalla y los traidores, llenos de miedo, empezaron a matar a todos los lobos que salían en su camino con la esperanza de que uno de ellos fuera el Gran Lobo Blanco cuya cabeza podrían ofrecer a los romanos a cambio de sus vidas. 

Los lobos que lograron escapar retornaron a las montañas y no volvieron nunca más para ayudar a aquellos que los habían traicionado. El Lobo Blanco y Zamolxis se retiraron a la Montaña Sagrada desde donde miraron con dolor en sus corazones como los geto-dacios fueron derrotados por los romanos debido a la traición. 

Supuestamente, las viejas creencias y rituales de la población pre-cristiana se fusionaron en la nueva religión. Por ejemplo, la prohibición de trabajar en el día de San Andrés, el día prohibido por los lobos. La noche anterior a la fiesta de San Andrés (29-30 de noviembre) está señalado como día de Sabbat de los strigoi y lobos. Esa noche, especialmente en las aldeas, se practican aún rituales extraños para encontrar fácilmente protección contra todos los males, conjuros de bienestar e incluso hechizos de amor.

Ciertas costumbres relacionadas con el día de San Andrés como podar ramas de los árboles y la siembra de trigo en macetas, para conservarse para el Año Nuevo, recuerdan los viejos ritos agrarios. 
San Andrés es considerado líder del ganado y las bestias, protector de los rebaños, patrón y domador, el que “ata la boca de los lobos”. Estas cualidades míticas no se podrían asignar si la identidad simbólica entre los dacios y los lobos se hubiera borrado totalmente de la memoria colectiva. 

El lobo no participa en la vida de los humanos solamente con el nombre, sino también en diversas etapas de la vida de los mismos. Cuando nacen, los niños débiles reciben nombres de lobo para ser más fuertes como el mismo animal. En la meseta Luncai (distrito Hunedoara), tal como reveló la investigadora en etnografía y etnología Lucía Apolzan, algunos niños eran amamantados a través del pezón de una loba para recibir mágicamente poderes de ella. 

El lobo también está presente en los ritos de iniciación de los valientes. El animal se ofrece siempre a ayudar al héroe que tiene dificultades, pero con una condición: el protagonista nunca puede casarse. 
El último momento de la vida humana en el que participa el lobo es el tránsito del alma desde este mundo al otro. El lobo es en este caso un guía. 

Asociando el lobo con el dios de la luz, Zamolxis, los dacios jóvenes, durante su preparación e iniciación como guerreros, consideraban que deberían adquirir la inteligencia, coraje, habilidad y afán de luchar del lobo, vistiéndose ritualmente con pieles de este animal. No por casualidad la bandera de los dacios reunía simbólicamente una cabeza de lobo y un cuerpo de serpiente que representaba la idea  cíclica de la existencia universal, la vida y la muerte, el principio y el fin, la luz y la oscuridad, el finito y el infinito.




El calendario popular ancestral, que para la mayoría de nosotros sigue siendo misterioso o desconocido, fue durante milenios paralelo con las fiestas cristianas, lo que demuestra no solo la cantidad de las tradiciones milenarias, sino también la existencia del pueblo  (geto-dacio) en la antigüedad en esta región. 

En noviembre hay varios días que veneran al lobo y que llevan el nombre genérico de Filipii de Otoño. Esta temporada empieza con el día del lobo (13 de noviembre), sigue con Gadinetii (12-16 de noviembre), Felipe el Cojo (21 de noviembre) y finaliza con San Andrés (30 de noviembre). 

Gadinet es el nombre de la divinidad del lobo, y los Filipii son personificaciones divinas del mismo. Las creencias populares dicen que en este periodo las lobas bajan a los pueblos y deambulan por los patios, buscando brasas en la basura que las hace ser más fértiles.

El día 21 de noviembre se celebra la entrada en la iglesia de la Virgen María, llamada también Madre de la Luz. Especialmente a las mujeres se les aconseja amar las virtudes cristianas, para ser humildes, mansas y bondadosas.

Esta celebración de la luz corresponde en el calendario popular con la celebración de una divinidad de los lobos, Felipe el Cojo o Felipe el Grande que había sido castigado por Dios por haberse desviado de la fe verdadera.  

Se dice que en este día mágico aquellos con alma pura pueden entender el lenguaje de los animales y ser testigos de los milagros. De madrugada, según la leyenda, florece la milagrosa flor de las bestias, que ablanda el hierro y abre cualquier cerradura.

Las fiestas finalizan con el Día de San Andrés. Las costumbres de la noche del 29-30 de noviembre son una mezcla entre la fiesta cristiana y los antiguos rituales de los dacios, el pueblo asignándole a San Andrés características de divinidad precristiana, convirtiéndose en la personificación divina del lobo solar.

Entre los ermitaños de los Cárpatos circula una leyenda según la cual el último sacerdote de Zamolxis había conocido a Jesús y al apóstol Andrés. Ellos hablan sobre un “misterio” de la conversión de los dacios al cristianismo mantenido durante el tiempo y pasando de un monje  a otro como expresión de la continuidad de la fe en estas tierras.

En la noche de San Andrés, que es la primera noche del nuevo año de los dacios, se abren los cielos, ya que se encuentran lo visible con lo invisible, la luz con las tinieblas, se renueva el tiempo, muere el caos y nace armonía entre el hombre y el universo. Ahora la fuerza del lobo es más intensa que nunca. Se dice que en esta noche, los espíritus malignos llamados strigoi, moroi o pricolici (hombre lobo) tienen más poder que el resto del año y acechan a las personas para hacerles daño. 

Por lo tanto se toman medidas para prevenir estos males. Se hornean muchas placinte con calabaza y tortillas con harina de maíz, se cepillan las puertas y ventanas con ajo y se ocultan las guadañas. La gente evita salir a las calles, quedándose en casa donde están protegidos por los ajos y la luz de las velas.  Los jóvenes organizan una fiesta en la que “vigilan” el ajo. 
placinta con calabaza
ajos en las puertas

También en la noche de San Andrés, debido a la delgada línea existente entre los mundos se deshacen secretos, se revelan autores de crímenes o robos. Se hacen predicciones para el próximo año: si la noche es clara y cálida habrá un invierno suave y si hace frio el invierno será duro.

Por supuesto que hoy en día muy pocas personas siguen estas costumbres, pero eso no significa que debieran perderse porque representan la gran riqueza de costumbres ancestrales. 


fuente del texto original (parcial): http://www.vatra-daciei.ro/din-legendele-dacilor-povestea-marelui-lup-alb/

jueves, 16 de octubre de 2014

Leyenda Fuente del valle Posaga

Erase una vez en el valle Posaga una hermosa muchacha,  como arrancada del sol, con ojos negros como las moras y rostro blanco como la espuma lechosa. Era hija de un pastor y solía vigilar el rebaño de ovejas de su padre mientras subía el valle. 

Vivía en aquel tiempo, cerca de esos lugares un chico pastor, alto y bravo. Los dos  jóvenes se enamoraron enseguida y ¡Dios mio, que bien se veían juntos!

traje regional de la zona Posaga


Sin embargo, parece que en el libro de sus destinos estaba escrito de otra forma. El padre de la chica, un hombre viejo y avaro, no quiso escuchar el deseo de los enamorados y echó de casa al muchacho debido a que el chico no tenia ninguna fortuna para ofrecerle una vida a su hija. 

El pastor se fue y anduvo errante por el mundo  sin que nadie supiera que penas llevaba. Después de unos años, cuando volvió con su propio rebaño de ovejas, descubrió que su querida amada había muerto. La había matado la añoranza y se había secado como se seca la flor sin el rocío que le da vida. 

En la cabecera de la tumba había crecido un bonito árbol. El pastor  hizo un silbato de la madera del árbol y empezó a tocar por la noche en el cementerio canciones tan tristes que se te rompía el corazón. 

Al final no pudo aguantar más el dolor que le invadía el pecho atormentado por tanta tristeza y se petrificó, volviéndose de piedra que incluso hoy en día llora derramando lagrimas en memoria de su amada perdida. Desde esa piedra salen lágrimas bajo la forma de un hilo de agua rápida y cristalina, la fuente Valle Posaga.



viernes, 15 de agosto de 2014

Oh, Madre




Oh, Madre

Te rogamos fuerte

Escucha siempre

Nuestra gran suplica:

No dejes, Madre

Que nos perdamos en el camino

Porque somos los hijos

De tus lágrimas.

Cuando bajo la cruz llorabas

Madre de los dolores

Te recibimos como madre

Nosotros y todo el mundo.

Navegantes en el mar

Eternamente turbio

Hemos puesto en ti

Toda nuestra esperanza.

Tú eres la estrella del mar

Y haces que todo pase.

De los que a ti rezan

Nadie se ahoga.

Haz que llamemos siempre

A tu compasiva puerta

Mientras en el mundo

Las olas nos llevan.

Y cuando las nubes y la niebla

Van a oscurecer el cielo

Ven, tú, Madre

A enseñarnos el camino.

Lleva el barco

Entre las rocas y las olas

Para dejarnos salir al puerto

De las orillas eternas.

Oh, Madre

La más preciosa flor

Haz de las lágrimas

Flores del valle.

Sálvanos de las pasiones

Y de los malos deseos

Y cámbianos en puros

Lirios del valle blancos.

No dejes, Madre

Que nos perdamos en el camino

Porque somos los hijos

De tus lágrimas.


jueves, 24 de julio de 2014

Leyenda del pueblo rumano.

Hace mucho tiempo vivía en estas tierras una madre que tenía muchas hijas. Les puso nombres bonitos igual que la hermosura de la naturaleza, de los bosques, de las montañas y de las aguas: TRANSILVANIA, MOLDOVA, BUCOVINA, CRISANA, MUNTENIA, OLTENIA, DOBROGEA. La  mujer también tenía dos muchachos. Uno se llamaba MARAMURES y el otro BANAT.



Pero por desgracia, de vez en cuando, pasos desconocidos cruzaban el lugar y le raptaban una hija. La madre se ponía triste de dolor por cada una ya que las quería más que a su vida. Pero nunca lloró. Era imponente como un roble o como los Cárpatos que la rodeaban. Por eso, ella nunca temía y no se echaba para atrás. Sus antepasados  nunca tuvieron miedo, ni los inmortales dacios ni los atrevidos romanos. Así que luchaba para recuperar a sus hijas y devolverlas a casa: a su gran Transilvania, a la Bucovina de los fagos, a la Dobrogea que tan cerca estaba del mar, a la juguetona Oltenia o a su ágil Crisana. Aun tenía a su lado a Moldova y a Muntenia y a sus valientes hijos.

Así, luchando incansablemente, logró traer a casa a sus hijas y se pusieron todos a su alrededor, como las ramas de un árbol majestuoso. Y cuando la mujer sintió a sus hijos a su lado, se puso tan contenta que rejuveneció de repente. Porque la unión le dio poder y la sed de justicia y libertad la hizo inmortal.    


TEXTO (metafórico) fuente: http://www.e-scoala.ro/Legende/romania.html


jueves, 17 de julio de 2014

Leyenda del príncipe Dragos. Fundación de Moldavia.

Erase una vez un príncipe llamado Dragos que vivía en la parte norte de la actual Rumania, denominada Maramures. Era un buen administrador y gobernante inteligente, pero también un gran cazador. Le gustaba mucho cazar bisontes, osos, ciervos y lobos.
La leyenda cuenta que, mientras iba a cazar por los bosques, oyó que sus hermanos, los rumanos del este que vivían en las valles de los ríos Siret y Prut, sufrían mucho debido a los robos y muertes provocadas por los tártaros. Este pueblo vivía solamente de guerras y de lo que robaban de otros.  Se sabía que nadie podía superarlos en cuanto a la equitación. Tenían caballos rápidos como el viento y luchaban con espadas curvas llamadas yataganes. Las flechas que disparaban de sus arcos eran terriblemente certeras.  Llevaban sobre sus cabezas grandes gorros, hechos de lana de oveja y se defendían con escudos redondos de hierro.
El líder de los tártaros se llamaba han. 
Entonces, Dragos decidió llamar a sus bravos de Maramures y atravesó las montañas para ayudar a sus hermanos a combatir en la guerra con los tártaros. En su camino, paso por delante de él un bisonte, más grande que un toro, con cuernos retorcidos, cuello grueso, pezuñas fuertes, pelo negro y largo, ojos grandes y feroces. 
Primero lo notó  su perra, llamada Molda. Y sintiéndolo, corrió tras él ladrando agudo.  Y aunque el bisonte era tan feroz, Dragos logró dispararlo con una flecha y después lo  hirió con su lanza. Herido y lleno de sangre, el animal siguió corriendo por el bosque con árboles altos. Incluso cruzó un gran rio; Molda, sin embargo lo siguió valiente con todas sus fuerzas. Pero el rio fue demasiado profundo y sus olas demasiado  rápidas, así que la pobre perra se ahogó. 


Cabalgando, Dragos y sus bravos pasaron el rio, golpearon al bisonte justo entre los cuernos y, finalmente, lo derribaron. Dragos disfrutó mucho de esta victoria pero se arrepintió por haber perdido a su fiel perra. Por lo tanto, en su memoria nombró a dicho rio Moldova. 
Luego, Dragos continuó su camino y ayudó a los rumanos de este lado del país para desterrar a los tártaros criminales. Al volver de la guerra, victorioso, los rumanos lo nombraron príncipe y lo eligieron para dirigir también dicha parte del país, a la cual llamaron también Moldavia.


martes, 1 de julio de 2014

Puente de los Mentirosos

Sibiu  (en alemán: Hermannstadt) es el mayor municipio y capital del distrito de Sibiu, de Rumanía. Es un importante centro económico y cultural de Transilvania y entre 1692 y 1791 fue capital del Principado de Transilvania. Posee el título de ciudad mártir. 

Fue fundado por colonos sajones en el siglo XII, que le dieron el nombre de Hermannstadt. En consecuencia, parte de su arquitectura es germánica. Según las estadísticas, el 1,6% de la población de Sibiu es de origen sajón. Antes de la Segunda Guerra Mundial era la ciudad más importante para la minoría alemana de Rumanía.

Uno de los puntos turísticos más interesantes de esta ciudad es el Puente de los Mentirosos, en alemán (Lügenbrücke), el primer puente de hierro forjado en el actual territorio de Rumania (1859).

Puente de las mentiras/Lügenbrücke, 2013. Foto: M. Califice

Hay muchas leyendas relacionadas con este puente.  Una de ellas cuenta que el puente estaría vivo, que puede sentir y tiene oídos, por lo tanto cada vez que alguien dice una mentira, empieza a gemir y a temblar y se derrumba, llevando los pies del mentiroso a la tierra. Los lugareños cuentan la versión del puente que se derrumba sobre la cabeza si se dice una mentira bajo su arco, como intentan tantos hoy en día. De todas formas, ya que sigue allí, la gente que cruza no se atreve a decir ninguna falacia. 

Otra leyenda relata que el puente era un lugar de castigo para los comerciantes mentirosos. La Plaza Menor de Sibiu era una feria y sitio de negociación muy famoso;  algunos compradores tras llegar a casa, se daban cuenta que habían sido engañados. Así que volvían y cogían a los comerciantes para tirarlos desde el puente, mientras de fondo se oían las risas de la multitud.  Un espectáculo justiciero que parece que haya funcionado, ya que se dice que después, cuando llegaban a Sibiu, a los comerciantes ya no les entraban ganas de engañar a la gente. 

Arnold Pancratz en “Die Gassennamen Hermannstadts“, 1935, explica el nombre del puente a través de las historias y leyendas orales que se contaban en este lugar en los días de feria. Era un lugar de charla y de difusión de las noticias locales, la mayoría inventadas y desarrolladas por las campesinas. 

También se cuenta que el puente era un lugar romántico donde se encontraban los enamorados. Los jóvenes se juraban allí amor eterno y las muchachas juraban que eran puras y vírgenes. Pero en la noche de boda se demostraba que algunas chicas eran unas mentirosas. Por lo tanto eran arrastradas hasta el puente, donde eran presentadas ante el público y arrojadas sobre la barandilla. 

También de naturaleza sentimental hay otra leyenda de cuando en Sibiu vivían muchos cadetes que estudiaban en la Academia Militar. Los chicos guapos en uniformes impresionantes representaban una atracción para todas las señoritas de la alta sociedad. Ellos se reunían en el puente con las jóvenes, prometiéndoles la luna, y luego dejaban que esperaran en vano el cumplimiento de sus promesas de amor.
¿Ustedes que opinan, se atreverían a decir una mentira al pisar dicho puente?



miércoles, 28 de mayo de 2014

Flores de molde

Flores de molde 
-escrito por Tudor Arghezi
-traducido con la ayuda de Francisco Ortega (http://poemas-franciscojortega.blogspot.com.es/


Las escribí en el yeso, con la uña, 
sobre una pared de recreo vano, 
en la oscuridad, en la soledad, 
con poderes y no ayudado
 ni por el toro, el león o el águila,
 que se quedaron al lado de Lucas, Marcos y Juan. 
Son versos sin años. 
Versos de tumba,
 De sed de agua 
Y de hambre de ceniza, 
los versos de ahora. 
Cuando se ha mellado la uña angelical 
que dejé crecer, 
que nunca más creció 
o no la pude ver.
Estaba oscuro, la lluvia afuera, 
y me dolía la mano como una garra, 
impotente para recogerse, 
entonces me esforcé a escribir 
con las uñas de la mano que quedaba.




COMENTARIO LITERARIO
El titulo del poema es homónimo con el título del volumen aparecido en 1931 del poeta y representa una construcción del tipo oxímoron  inspirada del Charles Baudelaire – “Les fleurs du mal”. Las flores simbolizan la pura belleza, la feminidad, espíritu y anhelo hacia las energías cósmicas. El molde (forma arcaica que crea la impresión de un mundo ancestral de los inicios) llega a ser un símbolo consecuencia del mal, un factor de la degradación, una esencia de la oscuridad. 

El inicio del poema es moderno, de tipo exabrupto e incluye un “credo” literario del artista que considera que su arte llego al final sin haber ninguna posibilidad de corrección, de mejora. La obra es un arte poético porque aborda un tema específico- la condición del creador y de su arte- aclara modos artísticos, principios estéticos, ideales que representaron bases de su volumen. El esfuerzo del artista y su opción de escribir “en una pared” (atmosfera de una época antigua y un espacio condenado) recuerda a los mensajes rupestres, de las manifestaciones lúdicas, infantiles, de las palabras de los ermitaños o reclusos. Las dos últimas situaciones implican una necesidad de exorcismo o un “arte de la infamia que invoca demonios”. Es símbolo del creador que, o no tiene más alternativas, o simplemente desea durabilidad para su arte. 

Otro tema del poema es la soledad; el hombre es abandonado por los demás y por Dios; cerrado, víctima de la ansiedad, ya no posee su propio cuerpo, sino es “preso de los demonios”. La soledad es acentuada por la oscuridad y la ausencia de la luz significa pérdida de la fe, ruptura con la divinidad, renuncia al amor, familia y virtudes. El espacio imaginario del poeta es reducido al extremo, hermético, sin ventanas, caído en la inmovilidad, claustro, opresivo y sofocante.  

La experiencia humana del poeta es un descenso al infierno. Todas estas experiencias son específicas de la poesía moderna (W.Blake, Baudelaire, Rimbaud), pero la lirica del escritor es de la condenación y no del condenado, porque se convierte en anti-lírica, anti-romántica, antiestética. (escribe con la otra mano que quedaba) El poeta tiene el orgullo de compararse con los apóstoles y se considera igual de importante que los tres evangelistas: Marcos, Juan y Lucas. El poema se transforma en un libro que desafía las palabras del libro sagrado. 

El epíteto  “hambre de ceniza” acepta múltiples connotaciones: se puede entender como un deseo de purificación a través del fuego para renacer de la ceniza (catarsis), o una renuncia a la fe sin saber con certeza qué es lo que sigue; también refleja un vacío existencial, un deseo incumplido.

“La sed de agua” define una condición de la normalidad; el poema entra de esta manera dentro de lo cotidiano, perdiendo cualquier tipo de superioridad, majestad y dimensión sagrada. Los versos se mezclan con la fealdad y la belleza, que se confunden entre ellas. 

La última secuencia lirica se construye en base de la oscuridad. (“Estaba oscuro”). El verbo imperfecto confiere carácter duradero y evocador de esta coordenada que acompaña y facilita la creación; el carácter iterativo (repetitivo) se puede entender como una perpetuación de la falta de luz; como si ya no hubiera esperanza para ningún cambio. El ser humano parece congelado en el vacío: el que hay antes de la vida o después. 

La antítesis de la “uña angelical” y “las uñas de la mano que quedaba” representa una oposición entre la obra escrita bajo el signo de la divinidad y la obra no angelical. 

La comparación “la mano como una garra/impotente” captura la deshumanización, incapacidad de acercarse a Dios mediante la oración o de escribir normal, con una pluma. Se puede interpretar como una imagen de la congelación en la muerte. La declaración final representa la opción del poeta de escribir a pesar de cualquier obstáculo: “entonces me esforcé a escribir con las uñas de la mano que quedaba”. 

En conclusión, la obra es un resultado del esfuerzo permanente, terrible para el ser abandonado para escribir, aun cuando ya no recibe la inspiración divina. 

jueves, 15 de mayo de 2014

Historias eslavas acerca de Vlad el Empalador


I. Había en Valaquia un príncipe cristiano de fé griega, conocido como Dracula en lengua rumana y diablo en la nuestra, por la maldad que le caracterizaba. Tal como era su nombre, fue su vida. 

Una vez vino a su ciudadela, un comerciante  del Reino de Hungría. Y según la orden del príncipe detuvo su carroza en uno de los caminos de la ciudad, enfrente de la casa donde se alojó. Por la noche, alguien le robó de la carroza 160 monedas de oro. El comerciante se presentó ante Dracula y le contó lo sucedido. El príncipe respondió: “Te puedes ir; esta noche se te devolverá el oro”.

Entonces Vlad se fue a buscar al ladrón por toda la ciudad diciendo:” ¡Si el ladrón no se manifiesta culpable, acabaré con toda la ciudad!” Y mandó que devolviera el oro y lo dejara en la carroza durante la noche y cuando el desconocido ladrón hizo eso, el príncipe añadió una moneda más.
Por la mañana el comerciante encontró su dinero y empezó a contar; viendo que había una moneda de más se presentó ante Dracula y le dijo: “Señor, he encontrado el oro. Y mire, hay una moneda de más que no es mía.“
Entonces, el príncipe le dijo:”Puedes ir tranquilo; si no me hubieras dicho nada acerca de la moneda que sobraba, habrías sido empalado junto al ladrón” (…)


II. Un día Vlad, caminando por el pueblo, vio a un hombre que llevaba la camisa rota. Y le preguntó: ”¿Estás casado?” El hombre le contestó: ”Sí, mi señor.” Vlad entonces replicó: “¡Pues llévame a tu casa; quiero ver a tu mujer!”
Al llegar al hogar del hombre, vio que su mujer era una joven bella y sana. Entonces le preguntó al hombre: ”¿Es cierto que sembrasteis lino?” Éste contestó: ”Mi Señor, sí que tengo mucho lino.” Entonces Vlad le dijo a la mujer:”¿Por qué eres perezosa ante tu marido? Su deber es sembrar, cuidar el campo y alimentarte y tu deber es cuidar que tu hombre tenga siempre la ropa limpia y presentable, pero tú ni siquiera le arreglas la camisa, aunque te ves muy sana. Tú eres culpable, y no tu marido. Si tu hombre no hubiera sembrado lino, él hubiera sido culpable.”
Así que el príncipe ordenó que se le cortara las manos y luego empalar su cuerpo por ser una mujer perezosa. (…) 



III. Una vez se presentó ante su Majestad un potentado húngaro, Matías, hombre rico, y los dos se sentaron a la mesa, rodeados de cadáveres. Al lado del príncipe había una estaca gruesa y alta, hecha de oro.
Entonces Dracula le preguntó: “Dime, ¿por qué crees que tengo esta estaca?”
El mensajero se asustó y contestó: “Mi Señor, me parece que un hombre se equivocó ante usted y le queréis ofrecer una muerte más honorable que en los demás casos”.
Dracula contestó: ”Cierto es. Tu eres el mensajero real del gran dueño, por ti hice la estaca”.
Él contestó: “Señor, si hice algo digno de muerte, haced lo que gustéis conmigo, porque sois juez en esta tierra y no será vuestra mano culpable por mi muerte, sino yo mismo”.
Dracula rió y dijo: “Si no hubieras contestado de esta manera, cierto es que habrías sido empalado”. Y entonces comieron bien, recibiendo el potentado de nuevo su libertad al acabar. El príncipe, finalmente, dijo: “ A ti te corresponde ser mensajero de los reyes, porque sabes hablar con los dueños sabios; que no lo intenten los demás hasta saber hablar con los de alta ralea.”



Fuente del texto original: Bogdan Murgescu, Historia de Rumania en textos 
(Crónicas eslavo-rumanas, páginas 207-214)