viernes, 25 de octubre de 2013

La justicia de Vlad el Empalador


Sobre Vlad el Empalador (Dracula), el hijo de Vlad Dracul, se sabe aun hoy en día cómo hacia justicia de tal forma que su pueblo oprimido iba a él como van los hijos ante sus padres para esperar su juicio. Y no había situación en la cual el príncipe no hiciera justicia y no castigara a los malhechores. Todos los que se sentían culpables le tenían miedo y muchos, para no llegar ante él, se mataban solos.  

Varias veces se le presentaban casos complicados. Mirad como las resolvía Vlad: 
En uno de los días cálidos de julio del año 1460, se mostraron ante el príncipe dos personas completamente diferentes: un caballero gordo, de rostro rubicundo y ropa brillante y un campesino delgado al que se les veían los huesos, vestido con harapos. El campesino buscaba apoyo de parte del príncipe, que era su única esperanza. Vino a decir que él tuvo su parte pequeña de tierra, pero el caballero se la llevó, dejándole pobre del todo. Pero el caballero, al contrario, decía que el campesino mentía y que dicha tierra era herencia de sus padres. Después de terminar lo que tenían por decir, los dos se quedaron a esperar. En la sala, como siempre, reinó el silencio, mientras el príncipe estaba pensando. No tuvieron que esperar mucho.



- ¿Me podrías enseñar los registros de propiedad del terreno sobre el cual hablamos?
- No puedo, su Majestad, dijo astuto el caballero. Ya que mi primera mansión ardió y de esta manera desaparecieron también las pruebas.
- ¿ Y tú, campesino, tienes algún registro?
- No tengo, se lo llevó el caballero cuando me robó la tierra.
- Entonces, dijo el Empalador, tenemos que ir allá para ver como están las cosas.
-Vámonos, dijo el caballero.

Llegaron pronto. El príncipe preguntó al campesino:
- ¿Cuál dices que fue tu tierra?
- Esta, su Majestad, dijo el campesino. Y le enseñó una parcela de tierra que estaba al lado del bosque.
- Caballero, preguntó de nuevo el príncipe. ¿Sigues afirmando que esta es tu tierra?
- Puedo jurar, mi Señor, que es mía de parte de mis antepasados y que el campesino está mintiendo. El Empalador se giró hacia el capitán con el cual se quedó a hablar en susurros:
- ¿Dime, este es el lugar sobre el cual me hablaste?
-Este es, su Majestad.
- Muy bien, dijo el príncipe. Caballero, tal como se ve, tienes razón. La tierra es tuya y no del campesino. Puedes llamarte dueño de ella.
- ¡Muchas gracias por la justicia que me ha hecho! empezó a llorar el caballero.
- Solamente que no acabe aún, le interrumpió el príncipe. Por esta tierra que tienes, deberás morir, caballero.
-¿Morir?¿Pero por qué, su Majestad?
- Porque esconde un tesoro.  Encontramos aquí dinero robado  de la tesorería del país, incluso desde el reinado de mi padre, Drácula. Este viejo capitán reconoció el lugar donde lo enterró el ladrón. Este lugar es tuyo. Así que, como eres el propietario, también eres el ladrón. 

Al oír estas palabras, el caballero cayó de rodillas y empezó a rezar:
- Perdóname, Su Majestad, pero no soy el culpable. Este lugar no es mío, sino del campesino. ¡Él debe morir, porque sin duda él es el ladrón!
- De eso nada. El que morirá serás tú. Y no porque robaste un tesoro y lo escondiste aquí. Eso fue un truco mío, sino porque robaste la tierra del campesino, tal como tú solo reconociste, por miedo.

Y Vlad el Empalador ordenó que el caballero sea empalado y que el pobre campesino recupere la parcela de tierra que le ha sido robada.




Más tarde, vinieron ante el príncipe un ciudadano y un campesino. Según estaba vestido, el ciudadano parecía ser muy rico. 

Le iba muy bien con el negocio y su cara era regordeta y alegre. Junto a él, pero más lejos, se veía un pobre campesino, vestido muy mal. El que tenía una queja era el ciudadano. Decía que le prestó al campesino una moneda y este no le devolvió la deuda. Hablando, el ciudadano le miraba al campesino con orgullo, mientras que el pobre estaba temblando de miedo.

Vlad el Empalador, así como solía hacer, escuchó al ciudadano pacientemente. Luego lo miró directo, como si hubiera querido entrar en sus pensamientos. Cambió luego su mirada hacia el campesino, investigándole un tiempo y luego preguntó:

- ¿ Es cierto que este ciudadano te dio un préstamo de una moneda?
- Es cierto, contestó el campesino.
-... ¿y que hasta ahora no se la devolviste?
- Eso no es así, su Majestad.
- Entonces cuéntame como pasó.
- Soy muy pobre, mi Señor. Tengo mujer y siete niños. Ocho bocas para alimentar, ya que la mía ni la llevo en consideración. Se nos acabó la comida y le pedí al caballero una moneda para poder salvarnos. Pero al darme la moneda no me dijo nada más que se la devolviera en cuanto pudiese.  Yo me esforcé cuanto pude y se la devolví. Pero él  me dijo: "¿Qué crees, campesino, que escapaste solamente con esto? Hasta la semilla si la siembras en la tierra, da más frutos. Igual debe pasar con mi moneda. Requiero diez veces más. Igual como me diste una, das otras nueve, y ya está!" Pero yo, mi Señor, no puedo. Fue muy difícil devolverle la moneda que tenía como deuda y sería imposible ofrecerle lo que me pide.

Después de dejar al campesino para que acabara con lo que tenía que decir, el Empalador se giró hacia el ciudadano:
- Oye lo que dice el campesino, que te pagó la deuda, ¿ es cierto o no?
- No, no es verdad, su Majestad. Es cierto que me devolvió la moneda, pero me tiene que dar nueve más. Si no, ¿yo que gano de todo esto?
- ¿Y crees que esto es justo y que podrá pagarte? Es fácil decirlo, complicado de hacerlo...
-Es mi derecho. Complicado, fácil, es lo que hay. Como pagó una, me paga otras nueve, siguió el ciudadano.
- Si es así, entonces vamos a hacer una prueba...

Y diciendo eso, salieron en el patio. Allá habían un montón de piedras grandes. El príncipe le ordenó al ciudadano:
-¡Levanta una piedra, mira, esa de allá!
El ciudadano, ya que era bastante fuerte, levantó la piedra y la sostuvo en sus brazos un poco. Luego la soltó.
-¡Es muy difícil, su Majestad!
- ¡Igual le fue al campesino cuando te devolvió la moneda, muy difícil!¡ Pero lo consiguió! ... Ahora vamos a continuar.
- ¿A continuar qué, Majestad?
- Lo difícil que es para que el campesino te devuelva nueve monedas más. ¡Levanta de nuevo la piedra! 

El caballero obedeció.
- ¡Levanta otra más! 
El caballero logró levantar otra pero en unos instantes escapó ambas piedras de la mano.
- Así no, ciudadano. ¡Quiero que levantes nueve piedras a la vez!
-¡Pero esto no puede ser, su Majestad!¡Son tan pesadas que nunca podré levantarlas!
- Pues ves, igual de difícil es para el campesino que te dé nueve monedas, como es para ti levantar nueve piedras. ¡Si no conseguiste tú, no es justo pedirle tampoco a él!

El caballero no dijo nada más. En cambio, Vlad ordenó: "¡el ciudadano que sea azotado por su avaricia y el campesino vaya tranquilo a casa, porque ya pagó honradamente la deuda que tenía!" 

Hasta muy tarde, ese día el príncipe se quedó a hacer otras justicias. Cuando por fin, su rostro fue iluminado por una sonrisa interior, debida a la alegría de su justicia se dijo a sí mismo: "Puedo ir a dormir tranquilamente."



21 comentarios:

  1. maravillosa historia sandra y ojala hubiera en este mundo alguien asi para impartir justicia,sobre todo con los pobres,las historias estan muy bien redactadas y nos dejan grandes enseñanzas.

    te dejo un fuerte abrazo y que pases un hermoso fin de semana!!!!!

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    1. Muchas gracias por leerme, Sony! La verdad es que me encantaria que se haga más justicia en este mundo y un hombre asi sería ideal para los tiempo que corren. Un abrazo grande y buen fin de semana!

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  2. Hola Sandra.
    Ahora que te veo paso, ya que me extrañaba qu no publicaras en este tiempo y es que no se actualiza ni lo vuestro ni lo mío, unas veces lo veo y otras no, publiqué el día 21, pero no se actualizó.
    La justicia, esa que defiende al ofendidio y acusa al ofensor, esa es la que hace falta se restaure en el mundo en que vivimos, porque la que impera en estos días, se llama justicia pero no lo es.
    Interesante y bonito artículo-leyenda, gracias.
    Un abrazo y un buen fin de semana.
    Ambar

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    1. Hola Ambar. Estuve ausente estos días así que no pude publicar ni venir a visitaros. Te prometo que este fin de semana me pasaré por tu rincón.
      Gracias por pasarte por aqui, me alegro que te haya gustado la leyenda. Besitos.

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  3. Hola Sandra!
    En vez de Vlad el empalador, se le tendría que haber llamado Vlad El Justo. Esta es la forma de hacer justicia,
    y para ello tiene que haber un hombre justo y poderoso (o una entidad, como ahora) y que el que hace la fechoría tenga miedo del posible castigo (si no el que la hace se cree impune)
    Me encantan las historias de Drácula y Transilvania :) Si alguna vez puedo ir a tu país me alojaría en Transilvania, jeje.
    Muchas grácias Sandra por esta entrada.
    Un abrazo grande!

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    1. Yo sé que este hombre fue muy cruel, pero también sé que hizo mucha justicia. Y ahora nos falta una persona así, ya que todos los politicos miran solo por obtener beneficios para ellos mismos.
      Estoy segura que si algún día visites Rumania, te va a gustar. Muchas gracias por tu visita y un abrazo fuerte!

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  4. Gracias otra vez Sandra por compartir estas historias! Y por hacerme sentir casi el asombro de un niño cuando las leo. Saludos Cordiales desde Buenos Aires!

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    1. Muchas gracias a ti, Eduardo, por visitarme y leerme. Me alegra saber que te impactan las historias que presento. Un saludo desde Transilvania!

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  5. Tremenda entrada amiga mia...! Es hermosa...y que hermosa es la justicia...! Me encantan estas historias me transportan y me adentran en un libro de cuentos...en una pelicula...Gracias por estos lindos relatos.te mando un abrazo!

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    1. Te agradezco por seguirme y por estar aqui siempre. Es un placer compartir con vosotros estas historias. Ya os prometi que os enseñare otra fachada de Rumania y también de Dracula. :)
      Un abrazo fuerte!

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  6. Hola amiga que buena historia es tan difícil que alguien haga justicia, que bueno que en esta historia se hizo .
    Besitos de luz querida amiga que tengas un hermoso fin de semana.

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    1. Es muy complicado hacer justicia. Y peligroso porque al primer paso ya te haces muchos enemigos. Pero todos necesitamos que se haga justicia, porque vivimos ahora en un mundo muy falso y egoista. Muchos besitos y gracias por visitarme!

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  7. Hola Sandra, me ha encantado la historia de Vlad el Empalador, muy buena justicia, muchas veces eso suele pasar en la realidad, cuando se sienten perdidos, y no encuentran ninguna salida dicen la verdad...
    Pero mientras tanto engañan, porque creen que les van a creer, solo por llevar un traje de brillantes,SE ADUEÑO DE ALGO QUE NO LE PERTENECÍA!
    he viajado en el momento cuando el caballero llora y le echa la culpa al campesino porque no quiere morir,y que lo dejen de llamar LADRÓN, muy buena amiga.

    Excelente entrada, buen fin de semana.
    Saludos en la distancia.

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    1. Me alegra saber que pudiste entrar en el ambiente de la historia. Y me gustó tu comentario, tienes mucha razón. Hay muchas personas que mienten y confiesan la verdad solo cuando la mentira les puede provocar daños.
      Pero yo creo, que tarde o mas temprano la mentira siempre te hace daño.
      Te envío un abrazo grande y muchas gracias por seguirme!

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  8. Hola Sandra. Qué interesante lo que nos cuentas sobre Vlad el empalador. Un hombre tirano pero que al mismo tiempo, ofrecía razones claras por sus decisiones y juicios. Lamentablemente, aveces los hombres necesitamos del temor y de la justicia férrea, para poder sentir y entender situaciones. Siempre es un gusto leer tus historias. Muchos saludos.

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    1. Tienes mucha razón Jimena. Te agradezco por visitarme. Un saludo.

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  9. Este es un personaje que intriga a muchos, a mi también, cómo no..? Me ha encantado saber un poco más sobre él, sobre todo porque cuando leo tux textos siempre tengo la impresión de que recibo información privilegiada...Muy bien redactado y muy interesante el duro método de Vlad el Empalador

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    1. Wow, te agradezco por tu comentario. La verdad es que tal como dice el nombre del blog, quiero presentar una otra fachada de Rumania, menos conocida desde el exterior. Muchas gracias por tu apoyo. Un abrazo grande.

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  10. Que bueno que la justicia exista en alguna parte porque deja mucho que desear. La necesitamos y mucho.
    Excelente relato.
    Un beso grande.

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    1. Asi es, en especial hoy en dia necesitamos que se haga justicia. La gente pobre sufre demasiado y los ricos no paran de burlarse de los demas.
      Gracias por tu visita.
      Besitos.

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  11. Gracias por compartir estas historias; me ha encantado cómo las cuentas y poder conocer este otro rostro de Vlad. Como decíamos el otro día, nos vendría muy bien uno así en España eh, jajajajajaja

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