El culto de las aguas en la mitología rumana

En la mitología rumana, el agua junto con la tierra y el cielo, constituye una de las materias primordiales con las cuales se creó el mundo. 

El agua- fuente original

Según el mito cosmogonico  rumano, al principio, cuando no había nada- cuando había solamente la posibilidad o virtualidad no especificada de la creación- esta nada tomó la forma de un océano de aguas. En las leyendas rumanas se afirma que Dios y Diablo caminaban por encima, ambos encima en plan acuático y teniendo la calidad de la voluntad capaz de poner en forma la fluidez.

El agua aparece como fuente de la materia prima, pero también como símbolo de la regeneración y fuente de la vida. Por lo tanto, el agua está presente como hipóstasis primaria de cualquier existencia, en todos los ritos familiares o sociales. 

El Agua- sangre purificadora y que transfigura la tierra

Su función mágica y sagrada es, en estos ritos, la purificadora. La convivencia del agua con la tierra, se materializó en una especie de organismo cósmico en el cual las aguas, que brotan de las profundidades cuando la tierra está herida- naturalmente o por la intervención del hombre- son la sangre de la tierra. Por lo tanto, su capacidad de purificación se asemeja a la sangre de los sacrificios. 

Este agua purificador presente en el ritual del bautismo o del primer baño del bebe, inmediatamente después de su nacimiento o del baño del muerto antes de su entierro, tiene virtudes de transfiguración. El agua restaura la estructura del cuerpo y el alma del hombre para pasarlo sobre los umbrales de los mundos.

En algunos casos su valor es puramente simbólico, unas gotas son suficientes para limpiar un mundo. Es el caso del ritual de la boda, cuando la novia chapotea los invitados con agua de fuente. 

En la mitología rumana, el fuego es un elemento purificador del alma y el agua de la materia y del alma a la vez. La mayor poder de recuperación, de cancelación de la muerte, de su transformación en una existencia renovada, la tiene justamente el agua reposada.

Los enfermos curados con dicha agua tiene la oportunidad de la regeneración. La purificación a través del agua no es una transfiguración, una metamorfosis como en el caso de la purificación a través del fuego. Ella excluye la destrucción, la desaparición de la sustancia. La lustración es una repetición, un renacimiento, con todos los atributos del nacimiento inicial. 

El modelo del renacimiento del héroe de los cuentos de hadas rumanos que,  tras la muerte, es bañado en dos aguas agua viva y agua muerta, ilustra esta restauración.  Al igual que la última, tampoco la primera dualidad es en antítesis, sino complementaria. La muerte no se opone a la vida, sino la complementa  y la función del agua muerta no contradice al agua viva. 

La representante de este ritual de renacimiento no puede ser otra que una mujer, hada o virgen, sacerdotisa de un ritual que repite, en resumen, el nacimiento o renacimiento de la materia. 

Algunas de las supersticiones del pueblo rumano afirman que los que mueren por ahogamiento no se quedarán con los demás muertos sino aparte, al lado de las aguas en las cuales se ahogaron, tomando forma cuando salga la luna llena de ratas y llamando a los vivos para que se bañen y retomarles de esta manera el destino.  

Según Romulus Vulcanescu las aguas mirificas son: El Agua del Domingo y El Agua del Sábado. "El Agua del Domingo proviene del paraíso, baja del cielo en espiral y cae en la tierra, como una agua beneficiosa. El Agua del Sábado da la vuelta a la tierra y baja en espiral en el fondo del Infierno como agua mala. El Agua del Sábado es, más que un rio infernal, un rio-umbral que separa los mundos irreconciliables, agua primordial que no le deja a la tierra autonomía total (es como una valla que rodea el mundo), sino que lo mantiene esposado, integrándole en un ciclo de existencias históricas, que empieza con el árbol Cósmico y se termina con las islas de los muertos que hay en el borde del océano primordial.   A la primera, las personas la invocan en sus oraciones mientras que a la segunda la odian. A través de estas aguas la gente puede subir en el cielo o bajar en el infierno, respetando el rito del viaje en forma de espiral."

En Moldavia se cree, por ejemplo, que los que mueren en aguas son los mejores de los muertos. Ellos se llaman blajini y viven en las islas que existen al final del Agua del Sábado. Su destino no se escribió hasta el final porque se cree que  después de que la tierra este cubierta por los pecados de la gente que vive en ella, los blajini se harán dueños de ella y la purificarán. 

Según Mircea Eliade, toda la prehistoria del ritual de purificación a través del agua implica de hecho la muerte y la resurrección. 

texto fuente: http://www.crestinortodox.ro/datini-obiceiuri-superstitii/cultul-apelor-mitologia-romaneasca-122814.html

autor del texto original: Radu Alexandru