jueves, 21 de marzo de 2013

La estupidez humana



- escrito por Ion Creanga.

Erase una vez cuando fue, que si no hubiera sido, no hubiera ocurrido. Nosotros no vivimos desde que aparecieron los cuentos, desde que se ensillaba la pulga con noventa y nueve ocas de hierro en un pie y aún no le parecía pesado.
Había un hombre casado y ese hombre vivía junto a su suegra. Su esposa, que tenía un bebe, era un poco estúpida; pero su madre tampoco es que fuera muy lista.
Un día, nuestro hombre se fue para hacer sus cosas fuera de casa, como cada hombre. Mientras tanto, su mujer, después de bañar al niño, lo vistió y le dió pecho, lo puso en la cama al lado de la estufa, ya que era invierno; luego lo acunó y le dijo cositas lindas hasta que se quedó dormido. Una vez que se hubo dormido, la mujer se puso pensativa y empezó a llorar con todas sus fuerzas:
-¡Ay, mi bebé, mi bebé!
Su madre, que estaba detrás del horno, asustada tiro el carrete de hilo y empujo la rueca que tenía delante, yendo para ver que sucedía.
-¿Qué te pasa, mi querida?¿ qué ocurre?
- ¡Mama, mama!¡Mi niño va a morir!
-¿Cuándo y cómo?
- Mira cómo. ¿Ves ese cubo de sal que hay en el cuerno?
-Lo veo. ¿Y?
- ¡Si sube el gato allá, lo tirará justo en la cabeza del bebé y me lo matará!
-¡Dios mío, es verdad, hija, se nota que se le acabaron los días al pequeño!
Y mirando al cubo de sal, con las manos cruzadas. como si alguien las hubiera atado, empezaron a lamentarse las dos, como locas; tanto, que vibraba la casa. Mientras lloraban, tal como le cuento, aparece el padre del niño por la puerta, hambriento y preocupado.
-¿Pero qué os pasa?¿ Qué os ocurre, locas?
Entonces ellas, parando de llorar, se limpiaron la cara de tantas lagrimas y le contaron con dolor sobre el evento no ocurrido...
El hombre, después de escucharles, dijo con asombro:
-¡Bre! muchos estúpidos vi en mi vida, pero como vosotras, ¡ninguno!¡Meee... voy a recorrer el mundo! Y si encuentro estúpidos más graves que vosotras, vuelvo; si no, no
Diciendo eso, suspiró con dificultad, salió de casa sin despedirse y se fue enfadado. Caminó perdido, sin saber adónde; después de un tiempo, parándose en un sitio, vio algo que nunca más vio anteriormente: un hombre llevaba un cesto vacío ante el sol, luego rápido lo cogía y entraba con él en una choza; luego salía de nuevo, lo ponía ante el sol y así sucesivamente.
Nuestro viajero, desconcertado, se paró y le dijo:
-¡Buenos días, hombre!
-¡Gracias, amigo!
- ¿Pero qué estás haciendo?
- Pues mira, me esfuerzo desde hace dos, tres días a llevar el sol en la choza, para tener luz y no lo consigo...
-¡Bre! ¡Qué trabajo!- dijo el viajero.- ¿Por si acaso, no tienes una hacha?
-¡Si que tengo!
-Cógela del mango, abre un hueco aquí- dijo señalando una porción del entablado de la casa.- y el sol entrará solo...
Enseguida se puso a hacer eso y la luz del sol entró en su choza.
- ¡Gran milagro, hombre bueno! Si no te hubiera traído Dios aquí.... hubiera envejecido llevando el sol con el cesto.
" Otro estúpido ", dijo el viajero para sí; continuó su camino.  
Yendo todo recto, después de un tiempo, llegó a un pueblo y, por casualidad, paró en la casa de un hombre. Ese hombre se construyó un carro y  lo montó en casa; y ahora, queriendo sacarlo fuera, empujaba con toda su fuerza, pero el carro no salía. ¿Saben por qué? Pues miren: las puertas eran más estrechas que el carro. El hombre quería ahora cortar la puerta, para sacar el carro. Afortunadamente el viajero le enseño a desplegarlo en todas sus partes, sacarlas una por una y montarlo de nuevo fuera.
- ¡Muchas gracias, hombre bueno!- dijo aquel- ¡menos mal que me enseñó!¡Mire usted!¡Estuve a punto de destruir la casa por culpa del carro...!
Desde aquí, nuestro viajero, contando otro estúpido, se fue hacia adelante, hasta que llegó de nuevo a una casa. Allá, ¿qué va a ver? Un hombre, con la horca en la mano, quería tirar unas nueces en el ático.
" Cada vez más me encuentro con estúpidos", pensó el viajero.
- ¿ Por qué te esfuerzas tanto?
- Mira, quiero tirar unas nueces en el ático y esta horca, una maldición, no me vale para nada...
- En vano te esfuerzas, hombre! Puedes maldecir cuanto quieres, la horca no tiene ni idea como hacer eso. ¿Tienes un cesto?
- ¡Cómo no voy a tener!
- Pon las nueces en él, llévalo sobre el hombro y súbelo como debe al ático; ¡la horca es para pajas y heno, no para nueces!
El hombre le hizo caso y el trabajo se hizo enseguida.
El viajero no se quedo más sino que se fue, añadiendo otro estúpido a su cuenta particular.
Desde aquí se fue más lejos, hasta que llegó a ver otro disparate. Un hombre ato la vaca con una cuerda y subiéndose en un granero, donde tenía tirado un poco de heno, tiraba de la cuerda con todas sus fuerzas para que suba la vaca. La vaca lloraba y él no podía más...
- ¡Hombre! ¿pero, qué estás haciendo? dijo el viajero persignándose.
- ¿Cómo que qué hago?¿ Pero no lo ves?
- ¡Sí que veo, pero no entiendo!
- Mira, tengo a la vaca con hambre y no quiere de ninguna manera venir a por mí aquí arriba, en este granero, para comer heno...
-¡Espera, cristiano, que vas a colgar la vaca! ¡ Coge el heno y bájalo para dáselo a la vaca!
- ¿Pero no se va a perder?...
- ¡No seas caro con el salvado y barato con la harina!
Entonces el hombre le escuchó y la vaca sobrevivió.
- ¡Bien me enseñaste, hombre! ¡ Por casi nada, estaba a punto de ahogar a mi vaca!
Así, nuestro viajero, pensando en esta tontería, se dijo a sí mismo: " El gato sí que hubiera podido tirar el cubo de sal desde la chimenea; pero llevar el sol en casa con un cesto, tirar nueces en el ático con la horca y subir la vaca en el granero, al heno, ¡esto sí que es imposible!
Entonces el viajero volvió a su casa y vivió al lado de los suyos, a quienes considero con más espíritu que a los que había visto en su viaje.
Y me monte en una silla de montar, y os dije la historia.
Y me monte en una rueda, y os la dije toda.
Y me monte en una fresa, y os conté, amigos, ¡una gran mentira!


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7 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias, Lourdes por tu visita. Tienes razón, decía Buda: "En un viaje, el hombre debería viajar con un acompañante que tiene sabiduría igual o superior; sin embargo, si eso no es posible, seria mejor viajar solo que con un necio."
      un abrazo!

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  2. La estupidez humana es la ostia!
    Me ha encantado,lo bueno que el hombre volvió con su familia!
    Un saludo

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    1. Pues si, se fue pensando que su familia esta mal de la cabeza y se dio cuenta que en realidad la estupidez no tiene limite, que hay personas peores.
      Gracias, amiga! Un abrazo.

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  3. Aunque se trata de una pieza literaria de muy buena factura, también, se debe considerar su carácter didáctico y filosófico. Me agradó mucho. Gracias por la muestra. Nuestros saludos desde los Llanos de Cojedes

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    1. Muchas gracias por su visita. Este cuento es uno de los mas conocidos en Rumania, nos lo enseña en la escuela. Cordiales saludos!

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  4. Este o placere imensa sa pot reciti din nou aceste povesti si sa i le pot citi si baietelui eu.Felicitari si tineti-o tot asa

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