La petición es una
visita hecha por el novio a casa de los padres de la novia, para pedir su
consentimiento para el matrimonio.
Según la tradición, el
novio iba solo (si era más atrevido) o
acompañado por sus padres, padrinos o amigos. El novio acudía con sus
padres si sabía seguro que la chica le amaba; si no estaba seguro de los
sentimientos que ella le procesaba, el chico mandaba a otras personas antes,
para que hablaran en su nombre.
Las costumbres eran
diferentes en función de la zona. Por ejemplo, en la zona Neamt, los jóvenes
hablaban entre ellos para que, posteriomente, los padres del chico fueran a
hablar con los padres de la joven junto con el novio. Este podía ser acompañado
también por otro representante que normalmente era el futuro padrino o algún
vecino, amigo o abogado. En caso de que la familia de la chica no estuviera de
acuerdo con la petición y los novios huían, los padres del chico volvían a casa
de los padres de la chica para intentar reconciliarse. Iban con una botella de
brandy y, si se reconciliaban, la bebían ; si no, volvían a casa con la botella
llena.
En Transilvania, el
representante del novio es normalmente un anciano que sabe muy bien qué decir
en estas situaciones. Él anuncia la entrada al novio.
En Botosani, inicialmente
se les envía un mensaje a los padres de la chica a través de un anciano que
hace parte de la familia del novio.
Otra región, con
tradiciones de boda muy hermosas, es Oltenia. Aquí, la novia se elegía desde la
infancia por los padres o familia del novio y, cuando llegaba el momento delos
desposorios, la chica debía de tener ya preparado el ajuar de novia. Si el
futuro de la chica no estaba predeterminado y encontraba ella un chico a quien
amar, cuando decidían casarse, el joven iba con una botella de vino a pedir su
mano. Si el padre de la chica rechazaba la petición, los jóvenes huían de su
casa para que, después de un tiempo, los padres les pedían que volvieran y
aceptaban su matrimonio.
Hoy, sin embargo, el
hábito de la petición ya no representa una obligación. Lo que más importa es
que los enamoradas estén de acuerdo y quieran casarse. Obviamente, el acuerdo
de los padres es importante, pero no definitivo. De todas formas, se hace una
visita formal a casa de los padres de la chica, tal vez junto con los padres
del chico, para que todos brinden con una copa de champan y desear a los novios
mucha felicidad y ¡casa de piedra!.
Bueno, una tradicion muy interesante. En parte de lo que narras me siento representado, asi lo hice cuando pedi la mano de quien es mi esposa. Acompañado por mis padres y mi hermana. Esto queria decir que era algo muy muy serio. Hoy tenemos 37 años casados enamorados y deseosos de seguir juntos por la eternidad.
ResponderEliminarGracias Domingo por pasarte por mi blog. Me alegro mucho por ver que hay parejas que aun después de 37 años siguen siendo tan enamoradas. Creo que es el mejor regalo que nos puede ofrecer la vida! Les deseo todo lo mejor. Un abrazo.
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