- escrito por Ion Luca Caragiale
Para que no se repita este año
también, la yaya, la mami y la tía Mita le prometieron al joven Goe llevarle a
Bucarest para el 10 de mayo.
Nos importa poco que estas
señoras decidieron dejar su ciudad e ir a la capital solamente para este
parásito de hijo y nieto suyo. Es suficiente que en un día, muy temprano, las
mujeres, muy bien vestidas, junto al joven Goe esperaban ansiosamente en la
plataforma de la ciudad X el tren que tenía que llevarlos a Bucarest. La verdad
es que, el que quiere participar en una fiesta nacional tan importante como
esta, se tiene que despertar temprano. El tren en el cual se subirán llegará a
Bucarest a las ocho menos diez. El Sr. Goe está muy impaciente y con tono de
mando y el ceño fruncido dice:
- ¡Yaya, yaya! ¿por qué no viene
ya?.... ¡Yo quiero que venga!
-¡ Ahora, ahora viene, mi
chiquitín! contesta la señora.
Besa a su nieto; luego le ajusta
el sombrero.
El joven Goe lleva un buen traje
de marinero, sombrero de paja, con inscripción en la cinta : le Formidable, y
bajo la cinta el ticket de viaje puesto por la tía Mita, porque "así es
como llevan los hombres el ticket".
-¿ Ves que bien le queda?- dice
la yaya- ¿ con su traje de marinelo?
- Mama, ¿no te dije que no se
dice marinelo?
-¿Entonces como se dice?
- Marinaro...
- Bueno, vosotros podéis decir
como sabéis; yo digo como sé. Así se decía antes, cuando salió esta moda para
los niños- marinelo.
-¿Veis como sois tontas las dos?
interrumpe el joven Goe. No se dice marinaro y tampoco marinelo...
- ¿ Pero cómo se dice, listo?
pregunta la tía Mita con una sonrisa simpática.
- Marinoro...
- Pues, bueno. No estudió todo el mundo libros, ¡como tú!
dice la yaya y besa a su nieto, arreglándole de nuevo el sombrero.
Pero no tenemos tiempo de
discusiones filológicas tan largas: llega el tren y no se queda mucho.
El tren está lleno... Sin
embargo, con mucha voluntad de parte de unos jóvenes educados, que van
solamente hasta una estación cercana, hay lugares para las señoras. El tren se
fue... La yaya se persigna, luego enciende un cigarrillo... Goe no quiere
entrar en el coupé; quiere quedarse en el pasillo del vagón con los hombres.
- ¡Nooo! ... ¡no puedes sacar tu
cabeza por la ventana, pequeño! dice uno de los jóvenes al Sr. Goe y lo tira un
poco atrás.
- ¿Y a ti que te importa, feo?
dice el niño apartándose.
Y después de ponerle mala cara,
se cuelga de nuevo con ambas manos de la barra de la alarma y saca la cabeza
fuera. Pero no logra decir algo el feo que el pequeño retira asustado la cabeza
descubierta y empieza a gritar:
- ¡Mami, yaya, tía Mita!
-¿ Qué pasa, qué pasa? saltan las
señores.
- ¡ Que pare! grita más fuerte
aún Goe. ¡ Mi sombrero ha volado!¡ Que pareeeeeee!!!
Mientras tanto entro en el vagón
el controlador para ver quien subió en la última parada.
- ¡Los tickets, señores!
Las señoras enseñan sus tickets, explicándole
al controlador por qué Goe no podía hacer lo mismo: porque el ticket estaba en
la cinta del sombrero y, si voló el sombrero, por supuesto que voló con la
cinta y todo. Pero si que tenía ticket....
- ¡De verdad, yo misma se lo compre!
dice la tía Mita.
Pero el controlador parece que no
entiende, pide el ticket; si no, en la próxima parada, tiene que sacar al Sr.
Goe. Así está escrito en el reglamento: si un pasajero no tiene ticket y no
declara eso, se le da una penalización de 7 lei y 50 céntimos y baja del tren
lo antes posible.
- ¿ Y nosotras qué declaramos?
grita la madre.
-¿ Qué? ¿Es culpable el chico si
le voló el sombrero? dice la yaya.
-¿ Y por qué saco la cabeza en la
ventana? ¡Yo le dije que no la sacara! dice con rencor el feo.
- ¡ No es tu problema! ¿ A ti qué
te importa? le dice la tía Mita al feo...
- Mire, señora... - dice el
controlador - tiene que pagar por el ticket...
- ¿Pagar de nuevo?¿Pero no lo
pague una vez?
- Y además de eso 1 leu y 25
céntimos.
- ¿Además?...
- ¿Ves? si no te portas bien,
dice la madre y lo sacude a Goe de la mano.
- ¿Qué haces, mujer?¿estás loca?¿no
sabes lo sensible que es? dice la yaya.
Y cogiéndole de la otra mano, lo tira hacia ella,
justo cuando el tren, suena por sus ruedas fuerte. El chico pierde su centro de
gravedad y toca con la nariz el cierre de la puerta del coupe. Goe empieza a
gritar... pero en fin, no había nada más que hacer. Tienen que pagar el ticket
que cortará el controlador de su carnet.¡ Pero que pena por el sombrero!... ¿
Qué hará el Sr. Goe en Bucarest con la cabeza descubierta?¡y todas las tiendas
cerradas!... todo el mundo se asombraría ya que no sabe cuánto cuidado le
llevan la yaya y la mami. ¿ Como era para dejar al niño ir de casa solo con el
sombrero de paja? ¿ Qué pasa si llueve o hace calor?
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